Hoy quiero hablaros de algo que yo, personalmente, odio. La manía de señalar es capaz de sacarme de quicio. No consigo entender que la gente prefiera señalar para criticar, a describir.
Como sabéis, adoro poneros en situación para que pensar las cosas sea más fácil. Hoy toca imaginarse que tenéis delante a vuestro peor enemigo. Ambos estáis en cabinas insonorizadas así que puedes desahogarte y decirle todo eso que te callaste. Juegas con ventaja, no puede oírte. Le puedes llamar abrazafarolas, muerdealmuadas, nalgasprietas, comeberzas, asustaviejas, chupacharcos, peinabombillas, tragasables, malasombra.... Todo, absolutamente todo lo que se te pase por la mente. Claro, para saber a quien se lo dices debes señalarle, puesto que estás rodeado de gente a la que no le tienen que llover tus insultos. Vamos, no seas tímido, señala a la pantalla. Ahora que estás así... Observa tu mano, ¿cuántos dedos tienes? ¿Cuántos señalan a tu enemigo? ¿Cuántos a ti?
La lección de hoy es fácil de entender, pero difícil de quitarse la manía:
"Cuando apuntas con el dedo, recuerda que tres dedos te señalan a ti."
Aponto com cinco dedos, enquanto escrevo com dois
ResponderEliminaré pena mas sempre assim foi, com pedras ou sem elas
sempre se apontou a luz
na sombra da inveja....
Me encanta, dios
ResponderEliminar¡Hola! Te he nominado al premio Best Blog, por favor, pásate por mi blog http://wwwbarbarita15.blogspot.com/2016/01/premio-best-blog.html para responder las preguntas, ¡te espero!
ResponderEliminarUna gran lección moral. Gracias por compartirlo con nosotros
ResponderEliminar